miércoles, 27 de julio de 2016

Emilia Bertolé II

EMILIA BERTOLÉ (II)

(selección de poemas del libro 

"Obra poética y pictórica")




(Autorretrato 1927)



VIAJE
Abandonada la cabeza sueño.
No sé
por donde anda el pensamiento ausente.
Acaso, sin querer,
en el camino se me va quedando
como el humo del tren.

Blandamente el paisaje se deshace
en el atardecer.
El olvido piadoso,
sobre mi corazón deja caer
en esta hora peligrosa y triste
gota a gota su miel.

Incorpórea, distante,
ahora yo también,
entre los rojos brazos del crepúsculo
sólo soy un recuerdo de mujer.


LUNA
Oh, la luna encendida como un gran globo ardiente
en esa noche llena de sugestiones cálidas
y este viento que ondula como enorme serpiente
y se enrosca a mis sienes sudorosas y pálidas!

Entrego mi cabeza cansada de teorías
a la caricia larga que me torna indolente.
Ah, cómo os vais en humo viejas filosofías
bajo el profundo cielo de azul fosforescente!

Ah, no estar en un bosque milenario y salvaje
para cantarte, oh noche, mi pagana canción;
danzaría desnuda entre el negro ramaje
en vez de darte en versos medida mi emoción!


LLOVIZNA
Paseo, humilde paseo,
te contemplo todavía
mientras el tranvía sigue
despacio su ruta fija.

Estás más triste que nunca
bajo la tenaz llovizna.
Hasta de aspecto has cambiado:
hoy pareces una isla,
alguna isla remota
de cuento o de pesadilla.

La lluvia me da en la cara;
yo apoyo en la ventanilla
ante el asombro del guarda
mi cabeza dolorida.

Agua de lluvia, qué bien
lavas mis viejas heridas!


PALABRAS
Vanidad de las calles,
de la gente que pasa,
con la torpe acechanza de los hombres
y de sus miradas
que se posan tenaces como moscas
en mi piel pálida.

Y el encuentro imprevisto
con el pobre amigo de cara trágica,
que me cuenta su angustia
mientras yo le hablo con mi voz más cálida
del amor a la vida:
yo que no espero nada.

¡Ah, la tortura íntima
de esta escena diaria!
Tener el alma muerta
y regalar palabras.


INSOMNIO
Estoy insomne en esta noche larga,
larga como ninguna.
Estoy insomne y hago a las tinieblas
una grave pregunta…

Puntos verdes, azules, en las sombras
fingen los ojos curioso que escrutan mi dolor.
A todos hago la pregunta ardiente
y me responden: No!

En caracteres esmeralda,
en escarlata abrasador,
en volutas extrañas se entrecruza
el fatídico No!

Cierro los ojos en la noche fosca
para llorar mejor!


EL VIEJO LIBRO
La lluvia, el viejo libro y tu recuerdo
oh amigo, me han llenado de tristeza.

Se diría que en estas claras páginas
que están como impregnadas de tu ausencia,
vive un poco de tu alma, de tus ojos,
de tu sonrisa entre viril y tierna.
Y pienso que este libro, amigo mío,
es el único lazo que en la tierra
une mi vida frágil a la tuya
silenciosa y serena.

Lentamente he cerrado el viejo libro
y el alma toda se me ha vuelto niebla.


RETRATO
Pesada cabellera
de reflejos metálicos
enmarca el rostro fino;
y los ojos sonámbulos
son de ese verde turbio, casi negro
de los pantanos.

Inquietante la boca
hecha para la risa y el sarcasmo,
es de color carnal, caliente y vivo
de los rojos geranios.

Y a pesar de la vida poderosa
que fluye en ondas de su cuerpo blanco,
hay en esta mujer que charla y ríe
no sé qué de macabro.


CASAS
Casas enormes llenas de letreros,
casas eternas,
que veo diariamente cuando paso
por esta calle vieja;
un día indiferente,
sin un temblor en vuestra dura piedra,
veréis pasar despacio
envuelto por el agua y por la niebla,
el enlutado coche de los muertos
donde he de ir bien descansada y yerta,
camino del olvido,
camino del reposo y de la ausencia.


LLUVIA
Otra vez la lluvia,
otra vez la extraña
música
del agua.

Detrás de los vidrios,
apoyada en ellos mi mejilla pálida,
de mí misma ausente,
miro sin ver nada.

Sobre el cristal frío
que mi aliento empaña,
escribe mi mano, al descuido,
no sé qué palabras.


ANTE UNA MUERTA JOVEN
Me acerco a la muerta, a la muerta joven
que tiene en el pecho las manos cruzadas,
y a lo largo del cuerpo caídas las trenzas
como dos inmóviles serpientes doradas.

                   Su perfil exangüe
                   se afina se alarga,
                   se va todo en hondas
                   ojeras moradas;
                   y los labios mustios
que fueran cual rojas pulpas de granadas
se entreabren apenas en una sonrisa
                   Inefable, extraña…

El misterio ha tocado la boca
y ya nunca se oirán sus palabras!
                   y es mi propia imagen
                   la que está en la caja;
                   y es mi imagen misma
la que duerme rígida para ser llevada,
para que la dejen en la tierra negra
como una inservible semilla gastada!


EL RETORNO
Final de fiesta, largas
despedidas se lleva el viento frío.

Traigo en mis tibias manos
El corazón de un hombre como un pájaro herido.
El deseo de todos
Me sigue como un perro en el camino.

Pero yo vuelvo indiferente y triste;
los ojos, la noche sin estrellas, perdidos.


TRES DÍAS SEGUIDOS…
Tres días seguidos
de lluvia, señor.

Con un tiempo así
qué goce mayor
que mirar el hondo
paisaje interior?

Años me estaría
quieta en un rincón.


ENSUEÑO
En la borda de un buque
soñando despiertos…
Mi mano delgada oprimiendo
tus dedos morenos;
mi cabeza leve
reposando apenas sobre tu hombro recio,
sin dolor, sin amor, sin deseo,
ni en la carne triste
un estremecimiento…
Nada más, amigo,
nada más que tu alma y la mía
en suspenso.
¡Más allá de la vida, del espacio y del tiempo!
Y cerca y lejos,
el misterio verde del mar visionario
y la melopea larga de su acento…

¡Prodigioso sueño,
claridad divina de este sueño mío
tejido en silencio,
mientras voy viviendo esta vida amarga,
llena de torturas, rueda de tormento!


YO EN 1935
Alma para los viajes sin itinerario,
¿hacia dónde? ¿hacia qué?
Alma inestable y ávida la mía
¡audaz y tímida a la vez!...

Continente de sueño; episodios de sueño…
Quizá un sueño apenas yo también.

Más que a la muerte temo a la cárcel del límite
y a la desesperanza de conocer
tras la imaginación que me inventé horizontes
donde hay alta pared.

He perdido el humano instinto de conquista
¿Acaso lo tuve alguna vez?
Siempre he mirado con pena de ausencia
las cosas que he querido poseer.

Y en la vista colmada de los otros,
más que viva certeza quiero ser
el liviano tesoro de un cambiante,
sutil, triste recuerdo de mujer…


VIAJE
He aquí mi mar nocturno
en el que viajo absorta,
viajera inmóvil,
tibio ovillo de sombra.

Cómo brilla la luna de diciembre
en el movible espejo de las olas
tan al alcance de mi mano yerta
i de la brasa de mi boca.

Afuera el alto cielo, el viento triste
en mi terraza silenciosa.


LA NOCHE
La noche está en tus ojos
como un peligro cierto.
Me ha cercado las sienes i la boca
con su sombrío fuego.

Desmenuzo palabras defensivas, que voy dando
inútilmente al viento;
el viento, como tú, quiere la almohada
dorada de mi pelo;
la húmeda sombra de mis párpados;
la curva tibia de mi cuello…

Como tú, que sigues embozado
en tu turbio silencio.


NOCTURNO
Oscurece, tu voz me llega
como el rumor de la noche misma.
I tus ojos, que han contemplado todos los paisajes de la tierra
viajan ahora por mis sienes tibias,
por mi boca madura, ávida de conocer qué misterioso cielo
te oculta mi sonrisa.

Te escucho i siento cómo, a pesar mío,
tus palabras me invaden, lianas estremecidas.

Estoy así, frente al sutil acecho
de tus palabras i de tus pupilas,
lleno el pecho de luna i de un oscuro anhelo,
vacilante, perdida…

Alma, dame la deslumbrante zona sin frontera
de tu silencio i de tu fantasía.
Alma, clara columna, en la que aún se apoya
desgarrada, mi vida.


PIENSO EN TI TAN LEJANO…
Tus hombros i tu frente
me borraban el paisaje.
I las ciudades eran pequeñas para contenerte.

El viento, con tu nombre, me alucinaba horas enteras;
i en la voz de la lluvia estabas tú, siempre.

Más alto que la noche,
cómo pude perderte?






Lacerante perfume de violetas.
Como la lluvia estoy de gris i fría;
leves chispas doradas del otoño
se apagan en el gris de mis pupilas.

No sé porqué suspiro ni por quién.
Mi mano busca, acaso, una mano perdida
o me voy, taciturna viajera, tras un antiguo sueño
que ha quemado mi vida.

Bandera desgarrada, mi pañuelo violeta
en el aire se agita. 










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