miércoles, 30 de agosto de 2017

Delmira Agustini. Los Cálices Vacíos (1913)




DELMIRA AGUSTINI
LOS CÁLICES VACÍOS (1913)







A LO LEJOS...
Tu vida viuda enjoyará aquel día...
En la gracia silvestre de la aldea
era una llaga tu perfil arcano;
insólito, alarmante sugería
el esmalte de espléndida presea
sobre un pecho serrano.

Por boca de la abierta ventana suspiraba
toda la huerta en flor, era por puro
toda la aldea el cuarto asoleado;
¿Recuerdas?... Sobre mí se proyectaba,
más mortal que tu sombra sobre el muro,
tu solemne tristeza de extraviado...

Tus manos alargadas de tenderse al Destino,
todo palidecidas de amortajar quimeras,
parecían tocarme de muy lejos...
tus ojos eran un infinito camino
y crecían las lunas nuevas de tus ojeras;
en sólo un beso nos hicimos viejos...

—¡Oh beso!... flor de cuatro pétalos... dos de Ciencia
y dos iluminados de inocencia…
El cáliz una sima embriagante y sombría...
Por un milagro de melancolía,
mármol ó bronce me rompí en tu mano
derramando mi espíritu, tal un pomo de esencia.

Tu vida viuda enjoyará aquel día...
Mi nostalgia ha pintado tu perfil wagneriano
sobre el velo tremendo de la ausencia.




PARA TUS MANOS
Manos que sois de la Vida,
manos que sois del Ensueño;
que disteis toda belleza
que toda belleza os dieron;
tan vivas como dos almas,
tan blancas como de muerto,
tan suaves que se diría
acariciar un recuerdo;
vasos de los elixires
los filtros y los venenos;
¡manos que me disteis gloria
manos que me disteis miedo!
Con finos dedos tomasteis
la ardiente flor de mi cuerpo...

Manos que vais enjoyadas
del rubí de mi deseo,
la perla de mi tristeza,
y el diamante de mi beso:
¡llevad a la fosa misma
un pétalo de mi cuerpo!
Manos que sois de la Vida,
manos que sois del Ensueño.

¿En qué tela de llamas me envolvieron
las arañas de nieve de tus manos?
¡Red de tu alma y de tu carne, lía
mis alas y mis brazos!
Tú me llegaste de un país tan lejos
que a veces pienso si será soñado...
Venías a traerme mi destino,
tal vez desde el Olimpo, en esas manos;
y hoy que tu nave peregrina cruza
no sé qué mar al soplo del Acaso,
ellas abren sin fin sobre mi vida,
como un cielo presente aunque lejano,
y de sus palmas armoniosas bajan
noches y días alhajados de astros,
o encapuzados de siniestras nubes
que me apuntan sus rayos...


Ellas me alzaron como un lirio roto
de mi tristeza como de un pantano;
me desvelaron de melancolías,
obturaron las venas de mi llanto,
las corolas de oro de mis lámparas
de insomnio deshojaron,
abrieron deslumbrantes los dormidos
capullos de mis astros,
y gráciles prendieron en mi pecho
la rosa del Encanto.

Mis alas embriagadas de pereza,
con dulzura balsámica peinaron,
les curaron las llagas de la tierra,
y apartando las puertas del Milagro,
con un gesto que hacía un horizonte
una vía de azur me señalaron...
Yo abrí los brazos al tender las alas...
Quise volar... ¡y desmayé en tus manos!
…………………………………………………………………

¿En qué tela de fuego me envolvieron
las arañas de nieve de tus manos?
¡Red de tu alma y de tu carne, lía
mis alas y mis brazos!             

¡Manos que sois de la Vida,
¡manos que sois del ensueño!
¡manos que me disteis gloria!
¡manos que me disteis miedo!
Llevad a la fosa misma
un pétalo de mi cuerpo...


-¿Contendrán esas manos divinas, invisible,
el doloroso signo de las supremas leyes?...
¡Yo creo que, solemnes, dominarán al Tiempo!
y dulces, juraría que hechizan a la Muerte!-

¡Manos que sois de la Vida!
¡manos que sois del Ensueño!
¡manos que me disteis gloria!
¡manos que me disteis miedo!




EN SILENCIO
Por tus manos indolentes
mi cabello se desfloca;
sufro vértigos ardientes
por las dos tazas de moka
de tus pupilas calientes;
me vuelvo peor que loca
por la crema de tus dientes
en las fresas de tu boca;
en llamas me despedazo
por engarzarme en tu abrazo,
y me calcina el delirio
cuando yergo en tu vida,
toda de blanco vestida,
toda sahumada de lirio.




TRES PÉTALOS A TU PERFIL
En oro, bronce o acero
líricos, grabar yo quiero
tu wagneriano perfil;
perfil supremo y arcano
que yo torné casi humano:
asómate á mi buril.

Perfil que me diste un día
largo de melancolía
y rojo de corazón;
perfil de antiguos marfiles,
diamante de los perfiles,
¡mi lira es tu medallón!

Perfil que el tedio corona,
perfil que el orgullo encona
y estrella un gran ojo gris,
para embriagar al Futuro,
destila, tu filtro oscuro
en el cáliz de este lis.




EN TUS OJOS
¡Ojos a toda luz y a toda sombra!
¡Heliotropos del Sueño! Plenos ojos
que encandiló el milagro y que no asombra
jamás la vida… Eléctricos cerrojos
de profundas estancias; claros broches,
broches oscuros, húmedos, temblantes,
para un collar de días y de noches…
Bocas de abismo en labios centelleantes;
natas de amargas mares nunca vistas;
claras medallas; tétricos blasones;
capullos de dos noches imprevistas
y madreperlas de constelaciones…
¿Sabes todas las cosas palpitantes,
inanimadas, claras, tenebrosas,
dulces, horrendas, juntas o distantes,
que pueden ser tus ojos?… ¡Tantas cosas
que se nombraran infinitamente!…

Maravilladas veladoras mías
que en fuego bordan visionariamente
la trama de mis noches y mis días…
Lagos que son también una corriente…
¡Jardines de los iris! devorados
por dos fuentes que eclipsan los tesoros
sombríos más sombríos, más preciados..
firmamentos en flor de meteoros;
fondos marinos, cristalinas grutas
donde se encastilló la Maravilla;
faros que apuntan misteriosas rutas…
caminos temblorosos de una orilla
desconocida; lámparas votivas
que se nutren de espíritus humanos
y que el milagro enciende; gemas vivas
y hoy por gracia divina, ¡siemprevivas!
y en el azur del Arte, ¡astros hermanos!




TU BOCA
Yo hacía una divina labor, sobre la roca
creciente del Orgullo. De la vida lejana,
algún pétalo vivido me voló en la mañana,
algún beso en la noche. Tenaz como una loca,
seguía mi divina labor sobre la roca,
cuando tu voz que funde como sacra campana
en la nota celeste la vibración humana,
tendió su lazo de oro al borde de tu boca.

-¡Maravilloso nido del vértigo, tu boca!
dos pétalos de rosa abrochando un abismo...-
Labor, labor gloriosa, dolorosa y liviana;
¡tela donde mi espíritu se fue tramando él mismo!

¡tú quedas en la testa soberbia de la roca,
y yo caigo, sin fin, en el sangriento abismo!





(TRANSCRIPCIÓN MARÍA FLORENCIA MILANI)


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